Ha cambiado el panorama en las elecciones en Estados Unidos: se han celebrado dos debates presidenciales entre el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain (y otro más entre Joe Biden y Sarah Palin, candidatos a la vicepresidencia); las encuestas indican que Obama supera a McCain aún en los estados indecisos ("swing states"); además, el demócrata está invirtiendo cuantiosos recursos en televisión en estados tradicionalmente republicanos, con lo cual McCain ha tenido que distraer recursos que habría usado para debilitar a Obama en sus bastiones.
Sarah Palin logró que el debate entre los candidatos a la vicepresidencia tuviera la mayor audiencia en la historia norteamericana, y ha atacado a Obama por sus relaciones con un líder radical en los años sesenta, para restarle votos. Pero, los medios han analizado detenidamente su actuación como gobernadora de Alaska y han dado a conocer hechos que cuestionan su quehacer político y sus credenciales para ser vicepresidenta. Y una comisión del Congreso local concluyó que Palin abusó indebidamente de su poder al presionar para que su ex cuñado fuera despedido del gobierno. Así, el "efecto Palin" estaría terminando.
El problema de los republicanos es que no disponen de una respuesta clara y viable ante la grave situación financiera que afecta su país, que está generando las condiciones para una caída significativa de la actividad económica internacional durante varios meses (que nos afectará también a nosotros); han olvidado la exclamación del entonces candidato Bill Clinton, cuando contendió contra el presidente George W. Bush en 1992: “It’s the economy, stupid!”
Si esto “suena”, Obama ganará las elecciones porque es percibido como un político capaz de enfrentar esta grave crisis financiera y evitar la depresión económica que acecha.
Nota: columna publicada en Playas Hoy, correspondiente a noviembre de 2008 (y fue escrito antes de las elecciones)
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